¿La multitud contra el pueblo? Recuperar lo común: Spinoza y Hobbes

No siempre se ha asumido como de sentido común el llamarle “pueblo” a una multitud manifestándose. En la historia del pensamiento se le ha asignado a uno u otro (la multitud o el pueblo) el poder de agencia política. Y aquí nos interesa trazar esas líneas divergentes de pensar lo común, marcadas por los nombres de Hobbes y Spinoza

foto de una multitud
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Al igual que la distinción vida privada/vida pública, los conceptos de multitud y pueblo se produjeron como opuestos, en las controversias prácticas que estuvieron a la base de la fundación de Estados modernos, durante el siglo XVIII.

Esta disputa fue importante para la definición de las categorías político-sociales de la modernidad. Y finalmente, la noción de pueblo prevaleció por sobre la de multitud. (Paolo Virno, Gramática de la multitud, 2001) Estas dos polaridades de la teoría política moderna tienen como sus creadores a Hobbes y a Spinoza. Para Spinoza la noción de multitud da cuenta de una pluralidad que es propia de lo público, y que persiste en la acción colectiva, sin reducirse a la Unidad. Hobbes, al contrario, detesta la multitud. De hecho, él busca sostener un antagonismo entre pueblo y multitud.

Foto del filósofo Baruch Spinoza
Baruch Spinoza, licencia Creative Commons CC0 1.0 Universal Public Domain Dedication

Para Hobbes, la noción de pueblo está directamente vinculada a la creación de Estado, y considera que la multitud es lo que precede a la formación del cuerpo político. Incluso, considera a la multitud como algo apolítico, algo cercano a lo que él ficciona como estado de naturaleza: guerra civil. (Hobbes, Del ciudadano)

En la medida que la multitud rehuye a la unidad y a la obediencia a un orden establecido, no alcanza el estatuto de persona jurídica y por ello no transfiere sus derechos naturales al soberano.

En ese sentido, para Hobbes la multitud, precisamente por su carácter plural, es antiestatal. Para él, cuando los ciudadanos se rebelan contra el Estado, se vuelven representantes de la multitud contra el pueblo.

Así, para Hobbes la multitud es una noción límite y negativa, aquello que se resiste a ser parte del pueblo.

Desde ahí se genera una visión de que quienes no participan del pueblo, son marginales y su vida política se reduce a subsistir a costa de otros. Inclusive Marx, en “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” habla de un lumpenproletariado como una región de lo social que no tiene conciencia de clase ni potencia política, y los junto a los que llama:

“vástagos degenerados […], vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, esclavos huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, […] carteristas y rateros, jugadores, […] dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos; en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante”

Páginas 63-64

Toda la masa que vive, supuestamente, a costa de la “nación trabajadora”.

Contra esta visión, los pensadores que rescatan la noción de multitud en una inspiración spinoziana, la vinculan con la noción de lo común. Lo común como aquello que está en juego de principio a fin en la producción social, y en su centro mismo:

“puesto que lo mismos procesos de producción son comunes, colaborativos y comunicativos. El trabajo y el valor se han hecho biopolíticos, en el sentido de que vivir y producir tienden a ser indistinguibles. En tanto que la vida tiende a quedar completamente absorbida por actos de producción y de reproducción, la vida social misma se convierte en una máquina productiva”

(Hardt y Negri, Multitud, p. 179)

De lo cual se deriva una invitación a prácticas que busquen recuperar lo común de la captura capitalista, que intenta extraer de ahí plusvalía, en una apropiación de la producción social.

Hardt y Negri sostienen que el capital y lo común han llegado a ser prácticamente indistinguibles uno de otro. Pero al mismo tiempo sostienen que existe un resto, un espacio intermedio entre el capital y lo común, que no es apropiable por el primero. Al caracterizar lo común como “el locus de la plusvalía” y, en consecuencia, la “explotación como [la] expropiación de lo común”, añaden que esa producción y sus productos:

“son por su propia naturaleza comunes, y no obstante el capital consigue apropiarse de parte de su riqueza”

Hardt y Negri, Multitud, p. 181

Esta última frase introduce una salvedad importante, a saber:

«hay una riqueza común de la que el capital no se apropia»

Casarino, “A modo de prefacio” en Elogio a lo común, p. 32

En ese marco, la multitud constituye un modo de ser que hoy pasa a prevalecer, pero que – al igual que todos los modos de ser – es ambivalente, es decir:

“en sí misma contiene el riesgo y la salvación, la aquiescencia y el conflicto, el servilismo y la libertad”

Virno, Gramática de la Multitud, p. 26-27

Esto a su vez es coherente con una perspectiva micropolítica, en la medida que no pase por un socialismo de Estado, como se plantea desde las izquierdas tradicionales, en la medida que eso rápidamente conlleva el riesgo de que la izquierda sea una abanderada de un ‘neocapitalismo de Estado’. Y la recuperación de lo común tendría que apuntar, a nuestro parecer, a posicionar a lo social – entendido como multitud – sobre el Estado.
Lo que a su vez tiene relación con otra dimensión del marxismo, en la medida que ya Marx decía que el capitalismo es en sí mismo una contradicción, puesto que para vivir depende del trabajo individual del obrero, al que se le extrae la plusvalía, pero:

“cada vez más ese producto tiene un componente mínimo de esfuerzo humano individual y es, más bien, un producto general social de la sociedad universal”

García Linera, Comentario a “El movimiento de los movimientos” de Toni Negri en Imperio, multitud y sociedad abigarrada, p. 33

Entonces, para Marx el capitalismo, por su propia definición, estaba condenado al fracaso. Lo cual no quería decir que en 100 ó 200 años se iba a acabar, sino que su contradicción interna consistía en que:

“la fuente de valorización de la riqueza capitalista entraba en contradicción con el propio desarrollo de la capacidad intelectiva, asociativa y creativa de la sociedad que era universal”

García Linera, Comentario a “El movimiento de los movimientos” de Toni Negri, p. 34

Es desde ahí que podemos comprender que Marx hablara de la revolución como:

“un proceso de oleadas, y lo que hace la sociedad es llevar la oleada más allá”

García Linera, Comentario a “El movimiento de los movimientos”, p. 33

Referencias

  • Hardt, Michael & Negri, Toni. (2004). Multitud
  • Hobbes, Thomas. (1642/2009). Tratado sobre el ciudadano
  • Marx, Karl. (1852/2003). El 18 Brumario de Luis Bonaparte
  • Negri, Toni & Casarino, Cesare. (2012). Elogio de lo común
  • Negri, Toni; Hardt, Michael; Cocco, Giuseppe; Revel, Judith; García Linera, Álvaro; Tapia, Luis. (2008). Imperio, multitud y sociedad abigarrada
  • Virno, Paolo. (2003). Gramática de la multitud: Para un análisis de las formas de vida contemporánea.

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