¿Qué es la micropolítica?

La micropolítica es una teoría/praxis que investiga y crea modos de resistencia, fuera de cualquier tipo de representación o unidad ideológica; produciendo estrategias al margen de la institucionalidad y de las imágenes oficiales. Desde una perspectiva intersticial y de los afectos y en una relación recíproca con la macropolítica, nos hace ver que la vida privada también es política e incide en la configuración del campo social.

También llamada infrapolítica (James C. Scott), política subalterna (Gayatri Spivak) o impolítica (Roberto Esposito), la micropolítica se enfoca en pensar modos de resistencia de comunidades subyugadas y que, sin embargo, agencian aquellas existencias a las cuales se les ha bloqueado la capacidad de actuar y, pese a eso, resisten y construyen su propia sensibilidad al margen. La noción de micropolítica, elaborada por Félix Guattari, nos permite también pensar el fenómeno de las revueltas y revoluciones moleculares de las últimas décadas, caracterizadas por:

  • No estar supeditadas a posiciones jerárquicas.
  • No estar guiadas por grupos identitarios.
  • No tener agenda predefinida ni ideología a la base.
La Primavera Árabe comenzó un 17 de diciembre de 2010 en la ciudad de Sidi Bouzid, cuando un vendedor ambulante, Mohamed Bouazizi, fue despojado por la policía de sus mercancías, y en respuesta, se inmoló en Túnez como forma de protesta. Con consignas vinculadas a la precarización de la vida, este acontecimiento hizo estallar una ola de manifestaciones que llevaron el 14 de enero de 2011 a la caída del régimen de Ben Ali en Túnez, en Egipto el régimen de Hosni Mubarak y produjo un contagio revolucionario en Libia, Siria, Yemen, Irak, Irán, Marruecos, Kuwait, Sudán, Palestina y Baréin.
La revuelta chilena de 2019, comienza en Santiago y contagia a todo el país. Sin líder a la cabeza ni ideología a la base, produjo un movimiento múltiple, contra la precarización de la vida. El factor detonante fue el alza de la tarifa del transporte público, el domingo 6 de octubre de 2019. Tras el aumento, miles de estudiantes secundarios se organizaron para realizar evasión masiva como protesta en el Metro de Santiago.
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Lo micropolítico alude a una dimensión afectiva y de la vida cotidiana que incide y está atravesada por lo político, como conjunto de prácticas distribuidas en un campo social.

En ese sentido, la micropolítica no está en oposición a la macropolítica, sino que hay constante interacción y continuidad entre esas dos dimensiones de lo social:

  1. Una dimensión micro, de los afectos y la cotidianeidad, con su incidencia en los vínculos sociales
  2. Una dimensión macro, de los modos de organización de un campo social determinado

Es por ello que la micropolítica es una perspectiva que se construye sobre un problema. Así, un acontecimiento político y una praxis, se puede pensar tanto desde lo macro como desde lo micro.

Micropolítica y feminismos

En el caso de la praxis feminista, durante los años sesenta y setenta (Nijensohn, 2018), se hizo necesario construir una sujeta política del feminismo, como una imagen fija, universal y binaria, de corte individual para perseguir cambios legales, la adquisición de derechos, imágenes en la cultura y acceso a la esfera pública. Se vio necesario construir una sujeta jurídica, que se construye bajo prácticas excluyentes e identitarias, con objetivos legitimadores que van a “naturalizar” esta construcción. Dicho así, la ley produce sujetos y luego los hace ver si fueran “anteriores a la ley”

Para más, ve acá nuestra clase sobre El descentramiento de la sujeta mujer: un falso problema.

Imagen de protesta pro aborto
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La necesidad política de construir una sujeta universal y estable, responde a las restricciones de la política clásica de la representación, que requiere construir estas categorías para representar intereses. En paralelo, se comenzó a configurar otra praxis feminista, que buscaba una perspectiva menor sobre la opresión a las mujeres que no se redujera a la macropolítica ni dejara afuera aspectos tan relevantes como la subjetivación, el inconsciente y el deseo.

Para una nueva izquierda

A partir de allí vemos que, tal como dice Paul Preciado en su Prólogo al libro Esferas de la insurrección de la esquizoanalista Suely Rolnik, lo que designa el término micropolítica son aquellos ámbitos que, por ser considerados de la “vida privada”, habían quedado excluidos de la acción reflexiva y militante en las políticas de la izquierda tradicional: los ámbitos de la sexualidad, la familia, los afectos y el cuerpo.

Es por ello que, dependiendo de si es desde una dimensión micro o macro, el feminismo puede articularse según distintas perspectivas y praxis, sin ser excluyentes las unas de las otras.

Al mismo tiempo, la noción de micropolítica también conlleva una crítica al modo en que la izquierda tradicional pone como única prioridad la lucha de clases. Mientras que autoras como Suely Rolnik plantean que, sin la modificación de los dispositivos de producción de subjetividad, toda lucha de clases está destinada a reproducir las mismas lógicas de opresión. Por ello, si es que no existe una práctica abocada a descolonizar el inconsciente, no es posible transformar las estructuras de gobierno.

Francisco de Goya, hacer visible lo invisible: la guerra desde las imágenes oficiales y desde lo minoritario 

Uno de los aspectos relevantes de la lucha micropolítica y por qué está vinculada a un giro epistémico (Walter Mignolo, 1999) es la idea de hacer sensible y visible aquello que ha sido invisibilizado. Y este ejercicio no conlleva representar identidades o darles reconocimiento, sino precisamente, hacer sensibles modos de existencia, zonas de intensidad que no pueden reducir el dolor a una imagen fija. Francisco de Goya, obligado por circunstancias políticas, estuvo obligado a jurar fidelidad al rey José I Bonaparte, a retratar a Fernando VII y a ser el pintor de Cámara de Carlos III. Cuando retrata al general Palafox a caballo, produce las imágenes oficiales de la guerra, que se vinculan con el honor, la figura del hombre héroe, la muerte y la guerra vistas como necesarias para un ideal trascendente y una composición ascendente.

El general Palafox a caballo (1814), Francisco de Goya, óleo sobre lienzo, Museo del Prado.
El 3 de Mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos de patriotas madrileños (1814)- Francisco de Goya.

En contraste, Goya pintó otra perspectiva de la guerra, que cambia la historia de la pintura, donde el foco de la composición era un NN y no un héroe reconocido, y donde la mirada está puesta en el sufrimiento y el horror, desde la perspectiva de quien está a punto de morir. En paralelo, Goya llevó a cabo una obra personal donde pintó imágenes insurrectas, grabados personales o de carácter profano, que no tenían cabida en las imágenes oficiales. Aquí Goya construye una perspectiva sensible, que cambia el plano de composición de las imágenes oficiales, no se enfoca en la masa heroica sino que en un cuerpo anónimo e impotente frente a su muerte.

Apliquemos estas ideas a la estética: pensar lo micro y el intersticio

La micropolítica produce, entonces, praxis sin homogeneizar, en una resistencia a las identidades fijas, guías personales, a las utopías o partidos políticos. Entonces, ¿cómo se conectan, por ejemplo, quienes participan de una revuelta? Desde una zona de intensidad afectiva, que vincula distintos modos de existencia y dolor. No se trataría aquí de “empatizar” desde la distancia con la esclavitud o la pobreza, sino que relacionarse afectivamente con el modo en cómo se configura esa impotencia. Porque la impotencia no puede ser reducida a una identidad a ser reconocida, precisamente en la medida que es un mundo de relaciones, que conlleva tiempo, espacios y la configuración de una atmósfera afectiva, en relación a la cual me sensibilizo intensamente.

Por ello, el pensamiento estético tiene incidencias políticas, en la medida que permite pensar la sensibilidad desde los modos de existencia y no desde las identidades fijas.

Analicemos estas dos obras y desde donde conectan:

Phil Hale
Tormenta de nieve sobre el mar

Desde un punto de vista figurativo y representacional, estas obras no se conectan: Phil Hale nos presenta un volcamiento de un auto y William Turner, una tormenta de nieve sobre el mar. No obstante, desde el punto de vista afectivo, o sea, desde la atmósfera de relaciones que componen, hay una conexión intensa desde el movimiento y la velocidad del acontecimiento. Conectan desde su modo de existencia: cómo se mueven, hacia dónde se dirigen y no qué son. Desde distintas técnicas y utilizando figurativamente dos historias diferentes, nos hablan del desbordamiento, del implicamiento en el caos, donde la forma se desfigura a tal punto de desaparecer en el movimiento. Por ello, el concepto de intersección es relevante en la micropolítica, debido a que, por ejemplo, una mujer abusada puede conectar con un sobreviviente de la esclavitud, sin necesariamente haber vivido biógraficamente lo mismo, ya que comparten un modo de existencia en particular.

Las otras micropolíticas

Como partíamos diciendo, “micropolítica” no es el único término que se ha utilizado para dar cuenta de esta dimensión micro de lo social. Así, por ejemplo, el politólogo y antropólogo estadounidense James C. Scott (2009) usa los términos de “infrapolítica” o de “política subalterna” para referirse a la acción política de grupos en resistencia a una relación de dominación que mantienen oculta a los grupos dominantes.

Para James C. Scott, la infrapolítica es “la vida política de los subordinados” cuando dejan de concebirse a sí mismos según la imagen de “víctimas” y crean estrategias que “agujerean” la relación de dominación en la que están insertos. En estas resistencias se encuentran tanto los chistes, ironías, chismes, boicots y otras estrategias que los dominados producen singularmente dentro de su contexto.

Asimismo, y sin hablar directamente de “micropolítica”, la autora feminista Julieta Kirkwood se refiere a una resistencia feminista, vinculada a una cotidianeidad y a una historia no oficial, que no requiere de una identidad fija para operar políticamente. Escribe, en su libro Tejiendo Rebeldías (1987):

“Descubrimos dos historias. Una, heroica, trágica, según se la leyera desde la dominación o desde aquellos que la sufren. La otra simplemente no existía, no había sido jamás contada: se refería a lo mínimo, a lo doméstico, a esa larga existencia silenciosa de miles de horas de lavar, zurcir, tejer, cocinar, lavar pañales, limpiar. Eso que se llama la vida privada y que más nos parecía haber privado a la mujer de la vida”

Página 30

Estas son solo algunas de las perspectivas análogas a las de Guattari o Rolnik, desde un punto de vista crítico a la política identitaria. En la medida que esta política: a) reduce la acción política al reconocimiento, a la demana de imagen, y b) produce efectos de inmovilización y victimización de quien es visto como subordinado.

Volvamos al feminismo: la desnaturalización de la identidad

Es importante resaltar el lugar del deseo en lo micropolítico, entendido como aquello que aúna los afectos y la sexualidad. Teniendo aquí, por ejemplo, el problema de la diferencia sexual un lugar crucial en tanto objeto de las luchas micropolíticas contemporáneas. Y lo que aquí está en juego, tal como en las luchas decoloniales, es una necesidad de desnaturalizar las identidades.

Es en ese sentido que la pensadora feminista Monique Wittig plantea, en El pensamiento heterosexual, que no hay un “dato precultural” o innato en la diferencia sexual. Escribe:

“La categoría del sexo es la categoría que establece como “natural” la relación que está en la base de la sociedad heterosexual, y a través de ella, la mitad de la población – las mujeres – es heterosexualizada. La fabricación de las mujeres es similar a la fabricación de eunucos y la crianza de los esclavos.”

Página 26

Y aquí, el planteamiento que podríamos pensar como propiamente micropolítico por parte de Wittig, es que para ella no basta con una lucha ideológica en la vida pública, sino que la agencia política tendría que articularse justamente desde aquello que el contrato liberal calificó de “apolítico”, de “vida privada”, concepción en la que se perpetúan opresiones bajo la excusa de una “estabilidad de la paz democrática”.

Referencias

  • Balsalobre, J. (2002). Una mirada a Goya: los desastres de la guera, en Espacio, tiempo y forma, Serie V, Historia Contemporánea, t. 15, p.13-23.
  • Kirkwood, Julieta. (1987). Tejiendo rebeldías
  • Mignolo, W. (2000). Historias locales/diseños globales: colonialidad, conocimientos subalternos y pensamiento fronterizo.
  • Nijensohn, M. (2018). Por un feminismo radical y plural: Repensando las coordenadas teóricas y políticas de un nuevo feminismo desde una lectura cruzada de Judith Butler, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Cadernos Pagu, Campinas, SP, n. 54, p. e185411, 2018. Disponible en: https://periodicos.sbu.unicamp.br/ojs/index.php/cadpagu/article/view/8656286.
  • Rolnik, Suely. (2019). Esferas de la insurrección: Apuntes para descolonizar el inconsciente
  • Rolnik, Suely & Guattari, Félix. (2006). Micropolítica: Cartografías del deseo
  • Wittig, Monique. (1992/2006). El pensamiento heterosexual y otros ensayos
  • Scott, James C. Domination and Arts of Resistance: Hidden Transcripts. New Haven, CT: Yale University Press, 1990. Impreso.

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